En los últimos años, los productores de fruta de la región vienen luchando contra un gran problema con alas. Se trata de la presencia de cotorras en Alto Valle y Valle Medio. Esta especie se alimenta de brotes, flores y frutos de pepita y carozo provocando cuantiosas pérdidas para los chacareros.
Diferentes alternativas se estudiaron y aplicaron para controlar la creciente población de estas aves. Entre ellas se incluye el volteo de nidos en época no reproductiva de la especie y la utilización de aves rapaces (aguilucho, gavilán, búhos y lechuzas), ya que son depredadoras y pueden efectuar un control natural.
En este aspecto, el Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL) del Conicet y la empresa chaqueña Sergeo Tech desarrollaron un proyecto particular. Teniendo en cuenta el temor de cotorras y palomas hacia las aves rapaces, se propusieron diseñar drones con forma de estas especies depredadoras para espantar a las plagas de los cultivos.
La propuesta consiste en el uso de una tecnología amigable con el ambiente que, a diferencia de otros métodos, no afecta la biodiversidad ni tampoco a las comunidades aledañas.

Adrián Di Giácomo es doctor en Ciencias Biológicas, director del proyecto y del CECOAL del Conicet. En diálogo con LU5, relató los primeros pasos de este diseño: “Empezamos a trabajar juntos en un proyecto para fabricar un drone de alas fijas como si fuera un avión de aeromodelismo, pero con una tecnología más sofisticada y caracterizarlo con la forma de un ave rapaz local que pudiera atemorizar y ahuyentar a las plagas”.
Por el momento, el proyecto está en etapa de evaluación y próximamente comenzarán con “los ensayos en cultivos donde hay aves que son plaga como las palomas y las cotorras”.
Por otra parte, el investigador destacó que es una idea innovadora en Sudamérica ya que nunca se utilizó una tecnología de este tipo para proteger a los cultivos. Además, ponderó otro de los objetivos que persiguen con este diseño: “Queremos evitar el uso de agroquímicos para matar a las aves porque puede haber otros animales que ingieran esas aves envenenadas”.
Los drones tienen un tamaño de aproximadamente 1.60 metro de envergadura por 90 centímetros de largo. Sus estructuras fueron fabricadas completamente en Argentina y están hechas con fibra de carbono.
Otra característica del proyecto es que la programación de la nave es realizada por los propios investigadores. “El drone se programa de manera que sus movimientos se asemejen a los comportamientos de las águilas. Imita tanto los patrones de un águila que es casi como un ave real”, contó Di Giácomo.
Si bien por ahora está en etapa de testeo, este tipo de tecnología tendrá un mecanismo de manipulación sencillo tanto que cualquier persona con una capacitación mínima pueda utilizarlo.
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