El Ministerio de Salud Nacional publicó las estadísticas vitales correspondientes al año 2020. Hay diferentes variables que denotan que el país transita un proceso de envejecimiento de la población. Una de ella es la tasa global de fecundidad (el número de hijos por mujer) que volvió a caer y se ubicó en 1,54, el valor más bajo de la historia del país.
Otra variable que registró un nuevo y abrupto descenso fue la natalidad. Los nacidos vivos en ese año fueron 533.299, lo que representa un 14,7% menos respecto al año anterior (625.441 en 2019) y un 31,4% en relación al 2014 (777.012).
En tanto que la tasa de natalidad, el número de nacimientos por cada 1000 habitantes también registra una caída constante desde 2014, ubicándose en 11,8 en 2020.
La tasa global de fecundidad (TGF), el promedio de hijos por mujer en edad fértil, se ubica cada vez más lejos de la llamada tasa de reemplazo de la que depende la estabilidad de la población. La llamada tasa de reemplazo es de 2,1 hijos por mujer; en la Argentina esa tasa ha caído al 1,54 en 2020.
“Argentina no escapa a una tendencia mundial”, comentó al respecto en LU5 Enrique Peláez, doctor en Demografía (Universidad Nacional de Córdoba) e investigador en Demografía en CONICET. Explicó que esta situación también la experimentan países latinoamericanos como Uruguay y Cuba donde la población se está reduciendo.
Según Peláez, varios son los factores que conducen a la disminución de nacimientos por año: “hay cambios en patrones culturales, ya que hoy priman más los proyectos individuales que los mandatos sociales. En el ideario de ser mujer hoy necesariamente no incluye el ser madre, hay mujeres que deciden no maternar para priorizar su carrera profesional”.
El demógrafo añadió que a los cambios en prioridades de proyectos de vida se le suma el factor de la salud reproductiva. “En la actualidad hay métodos de control de natalidad más efectivos y a eso también hay que sumarle la situación de crisis económica, lo que conlleva que las parejas posterguen la decisión de tener hijos”, puntualizó.
Para ejemplificar lo que sucede, Peláez indicó que “si hacemos un ejercicio de ver cuántos hermanos tenían nuestros abuelos; cuántos tienen nuestros padres y madres; cuántos nosotros y cuántos hijos tenemos; veremos que hay una tendencia clara a la reducción de la descendencia”.
Por último, el demógrafo remarcó que este no es un tema que interese a la agenda política actual ya “que solo mira de aquí a seis meses” y agregó que es necesario “establecer políticas de mediano a largo plazo” que atiendan esta problemática.