Hace seis años aproximadamente un grupo de profesionales realizó una particular observación: luego de cada parto, la placenta humana era desechada como residuo patógeno.
“Vimos que la membrana amniótica, como parte de la placenta humana, tenía potencialidad en el tratamiento de distintos tipos de heridas”, comenzó explicando Mariano Berra en diálogo con LU5. Él es farmacéutico y director técnico del Banco de Membrana Amniótica BMA (Amniosbma).
“La potencialidad de la membrana amniótica tiene un montón de factores biológicos: antiinflamatorio, inmunomoduladores, antifibrótico, antibacteriano y disminuye el dolor”, detalló Berra.
El gran disparador de Amniosbma fue ese primer momento en el que se percataron del gasto que se generaba al descartar las placentas. Allí, empezaron a trabajar en el armado de un laboratorio y en marzo de 2020 obtuvieron la habilitación del Incucai. Además, cuentan con la certificación de buenas prácticas de fabricación de ANMAT.

Si las placentas que reciben cumplen con determinados requerimientos, son útiles para elaborar distintos productos para la salud humana. “Lo que desarrollamos y que sus usos fueron aprobados son dos presentaciones: una que llamamos parche que se usa en oftalmología, odontología y en pacientes quemados; y otra que llamamos apósitos y que se usan en tratamientos de distintos tipos de heridas”, especificó el responsable de Amniosbma.
Gracias a su practicidad y efectividad, el uso de parches y apósitos amnióticos se popularizo en el país. En la actualidad, distribuyen esas presentaciones a 16 provincias, entre ellas Neuquén.
En cuanto a la obtención de la materia prima, Berra contó que tienen convenios con hospitales de distintos puntos de Argentina y remarcó que al ser un tejido humano, la placenta se tiene que donar.
“La persona gestante debe firmar un consentimiento donde dona esa placenta para que nosotros podamos recién ahí procesarla. Lo que fuimos generando son convenios con distintos hospitales para obtener esas placentas”, indicó el farmacéutico.
El proceso de recolección conlleva en primer lugar almacenarla en una triple bolsa estéril. Luego se conserva en una heladera a temperatura preestablecida entre 2 y 8 grados. Desde ese momento, Amniosbma tiene 24 horas para retirarla y hacer el procesamiento correspondiente para generar los parches y apósitos amnióticos.
Berra valoró que en general hay buena predisposición entre las personas gestantes para donar la placenta, ya que hay una buena explicación por parte de los profesionales sobre el destino para esa placenta.
“Si no se usa, va a una bolsa para ser descartada”, remarcó y agregó que más de 500 pacientes fueron tratados en los últimos años con sus productos.
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