En 1959 en Sudán, un país africano ubicado al sur del actual Egipto, el avance de una obra hidroeléctrica monumental dejo pirámides, templos y obeliscos sepultados bajo las aguas del río Nilo. Las construcciones pertenecían al rico período histórico del Antiguo Egipto y abarcaban un territorio de 6000 kilómetros.
La UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) lanzó una convocatoria a nivel mundial para aquellos países que puedan presentar proyectos de rescate del patrimonio arqueológico. A cambio, se les concederían piezas arqueológicas que iban desde vasijas y momias hasta estructuras enteras de pirámides y paredes de templos.
Entre los convocados y representando a nuestro país, estaba el egiptólogo argentino Abraham Rosenvasser, cuya historia fue llevada a la pantalla grande con el nombre de “De La Nubia a La Plata” de la mano del director Ricardo Preve.
Prevé dialogó con Mágico y Real y contó cómo conoció al “El Indiana Jones Argentino” y su trayectoria.
¿Cómo surge la idea de hacer “De La Nubia a La Plata”?
Yo estaba en Sudán filmando mi anterior documental “Volviendo a casa”, la historia de 44 submarinistas italianos que se salvan de un naufragio. Los arqueólogos, antropólogos e historiadores sudaneses con quienes trabajábamos me hablaban seguido de una misión “franco-argentina” a la Nubia, en la década de 1960. Yo pensaba que se trataba de un error de traducción, y razonaba que como Argelia era en ese momento una colonia francesa en África, probablemente la misión era un esfuerzo conjunto entre Francia y Argelia. Y que la confusión se originaba en lo parecido de los nombres. Pero un día, leyendo una revista de arqueología sudanesa, vi una foto que decía “tomada en la casa de la misión franco-argentina”, y ahí me di cuenta que mis amigos sudaneses tenían razón. Me puse a estudiar el tema y descubrí, a través de amigos arqueólogos y antropólogos argentinos, que quien había encabezado las expediciones era el argentino Doctor Abraham Rosenvasser, y que su hija Elsa vivía aún en California, Estados Unidos. Me puse en contacto con Elsa, y comenzamos poco después la producción de “De la Nubia a La Plata”.
¿Qué trascendencia tuvo la gestión del investigador Abraham Rosenvasser en Sudán?
Yo creo que sin la intervención de Rosenvasser en el esfuerzo por salvar los tesoros arqueológicos de la Nubia, muchos de ellos se hubieran perdido. Los franceses, que colaboraron con los argentinos durante el primer año de los tres que duró el trabajo, pronto perdieron interés en el sitio de Aksha, donde la expedición excavaba un templo de la época del faraón egipcio Ramsés II. Dejaron a Rosenvasser y sus colegas argentinos a su propia suerte. Pero, lejos de descorazonarse, nuestros compatriotas siguieron adelante con el trabajo y lograron rescatar un gran patrimonio cultural que hoy se conserva, en parte, en el Museo de La Plata en Argentina.
¿Cómo fue la vida de este misterioso personaje al que ahora llaman “El Indiana Jones Argentino”?
Fue realmente extraordinaria, considerando que nació muy pobre en Colonia Mauricio, cerca de Carlos Casares en la provincia de Buenos Aires, un poblado de inmigrantes judíos ucranianos que llegaron a la Argentina a fines del Siglo XIX, y tuvo que trabajar muy duro para recibirse de historiador y abogado. Fue también miembro de la Academia Argentina de Letras, invitado por Manuel “Manucho” Mujica Laínez, y profesor (y luego decano) en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata. Es considerado el fundador de la egiptología en Argentina.
¿Qué tiene de común esta película con otras que hayas realizado?
Yo trabajo mucho en África Oriental en general, y en Sudán en particular. Creo que mi conocimiento de la zona, y de las historias que forman parte de la cultura regional, me han ayudado a hilvanar cuentos y relatos históricos que se entrelazan de proyecto en proyecto, como me pasó con “Volviendo A Casa” y “De la Nubia a La Plata”.
“Creo que lo principal que tratamos de hacer con “De la Nubia a La Plata” es contar una historia casi desconocida de nuestro país, y de cómo el esfuerzo y perseverancia de un puñado de argentinos logró contribuir al patrimonio cultural mundial, algo de lo que todos nos podemos sentir orgullosos”.
Documentales y películas de Preve
Ricardo Preve comenzó a hacer cine en el 2001, sin nunca antes haber estudiado. Como muchos otros argentinos, había quedado sin trabajo ese año y gracias a su amigo Fernando Spiner, participó de la producción de la película “Adiós Querida Luna”. De ahí en más, no paró de trabajar.
Dirigió los documentales “Chagas, un mal escondido (2005)”, “Fantasmas de Machu Picchu (2011)”, “Los Huesos de Catherine” (2015) y “Volviendo a casa” (2018) y fue codirector de otros tales como “Mondovino” (2004) y “Niños Momias Sacrificados en Salta” (2009).


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