Considerada una de las más ricas de Europa, la Mitología vasca recoge los mitos y leyendas de los territorios del País Vasco o Euskadi. Y el escritor Artiza Bergara está comprometido con la difusión de toda la tradición y la infinidad de seres mitológicos.

En diálogo con LU5, el especialista en Mitología contó que en sus libros busca presentar toda la información de manera más visual y accesible. “Comencé esta labor en el 2001 con tres libros que publique de la serie Mitologika, y en esos libros lo que hacemos es presentar la mitología vasca en general. Luego hay dos libros especializados en los que hablamos de los gigantes y las brujas, personajes vascos”.
Los libros cuentan con la ilustración de Raquel Alzate y Ricardo del Río, quienes crean una iconografía moderna que permite acercar este mundo ancestral.
Bergara contó que si una persona recorre los bosques “en la selva de Iriati, en el entorno del Pirineo, se podría encontrar con el Basajaun; que vendría ser en la traducción literal el señor del bosque, o la Basandere, la pareja de los Basajaun. Eran toda una raza de gigantes, peludos, enormes, muy fuertotes y de los que parece ser que el ser humano aprendió infinidad de cosas. Por lo tanto, ellos eran más avanzados o tenían más conocimientos que el ser humano en su momento”.

“Si nos movemos a las montañas más elevadas, nos encontraremos con los Gentiles, por ejemplo, que vendrían a ser unos gigantes similares. Pero también hay otra versión que nos habla de los Gentiles como los últimos paganos que quedaron cuando el cristianismo llego al pueblo vasco”, agregó.
La cantidad de personajes míticos es una muestra de la riqueza de la historia del País Vasco. “Hay quien dice que el pueblo vasco es un misterio en sí mismo porque nadie sabe de dónde vienen. Los últimos trabajos que se han realizado sobre el idioma, que sería como la manifestación de la cultura vasca más visible, habla de que el euskera puede ser una de las primeras lenguas habladas”, comentó el escritor.
Flor del sol

La Eguzkilore, también conocida como la flor del sol, es un cardo que crece en estado salvaje. Sobre él recae la leyenda de que es capaz de ahuyentar a los malos espíritus, de proteger los hogares vascos, impide la entrada a las brujas y a los genios de las enfermedades.
Cuenta la leyenda que hace miles de años, cuando los hombres y las mujeres comenzaron a poblar la tierra, se encontraban inmersos en la gran oscuridad. Asustados por los numerosos genios que salían de las entrañas de la tierra, los hombres pidieron ayuda a la Madre Tierra. Ante esta insistencia, la Madre Tierra creo la Luna para que los protegiera en la noche oscura.
“Pero los genios y las brujas que se atemorizaron al principio terminaron por acostumbrarse y volvieron a acosar a los humanos. Y la Madre Tierra les regalo el Sol. De esta forma, el Sol sería el día y la Luna la noche”, narró Artiza.
Los hombres –explicó el autor-, acudieron una vez más a la Tierra para pedirle protección durante la noche ya que los genios salían y los acosaban. Fue entonces cuando la Madre Tierra les creó una flor tan hermosa que, al verla, los seres de la noche creerían que era el propio Sol.
“Dicen que es un remedio efectivo, un símbolo que se coloca (en la entrada de las casas) y consigue mantener alejados a esos malos espíritus y proteger a esas personas que habitan en ese domicilio. Yo de hecho, tengo uno en la entrada de mi vivienda y hoy he colocado otro mirando a la entrada del balcón. De tal manera que si uno de estos seres de la noche intenta entrar se va a encontrar con el Eguzkilore, va a pensar que es el propio sol y va a desaparecer. Y me va a dejar tranquilo”, concluyó.
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