Radiodeportes nos invita a recorrer los temas musicales y recordar detalles de los mayores encuentros futbolísticos.
A partir del ´86 , la música asociada al Mundial empezó a tener una orientación más global y no netamente local.
Para 1986, la FIFA había otorgado la organización del Mundial a Colombia, pero el gobierno decidió anular la cita deportiva. Como resultado, México se convirtió en el primer país en ser anfitrión del mayor encuentro futbolístico.
Canción oficial
Los organizadores del Mundial de 1986 seleccionaron a “A Special Kind of Hero” como tema oficial, interpretada por su compatriota Stephanie Lawrence. La balada, sin embargo, pasó desapercibida y en su lugar dos canciones tuvieron más relevancia.
El chileno Juan Carlos Abara, quien trabajaba en programas infantiles mexicanos, compuso e interpretó el tema “El mundo unido por un balón”, una melodía alegre con sonidos locales.

En tanto, la popular canción de soca caribeño “Hot Hot Hot“, lanzada algunos años antes por el monserratense Arrow, fue utilizada como tema principal a nivel internacional y se convirtió en el primer tema musical de pop contemporánea utilizado para promocionar la Copa Mundial.
La Copa del Mundo de 1986 fue un terremoto. Terminó en la celebración del mejor de los magos, Diego Armando Maradona. Pero antes hubo otra historia.
El Mundial que no fue
Previo a la fecha inaugural, aquel 31 de mayo, el 1-1 entre Italia y Bulgaria en el estadio Azteca, pasaron cosas.

La historia del Mundial que no se jugó en Colombia había empezado mucho antes, allá en los setenta. Lo contó el diario El Tiempo, desde Bogotá: el presidente Misael Pastrana Borrero recibió a los enviados de la FIFA en la Casa de Gobierno y les organizó un agasajo.
En el encuentro fue clave la participación de Alfonso Senior Quevedo, cabeza visible del fútbol colombiano y bien considerado por las autoridades mundial desde sus épocas como presidente de Millonarios, equipo conocido como el Ballet Azul que tuvo como principales intérpretes a Alfredo Di Stéfano, Néstor Pipo Rossi y Adolfo Pedernera.

Senior Quevedo era amigo personal de Stanley Rous, presidente de la ahora máxima multinacional del deporte???. Y acomodó todo para que el brasileño Joao Havelange, en su primera gran decisión como presidente de la FIFA, ungiera a Colombia como sede del Mundial del 86.
Los años pasaban, y en la tierra de Gabriel García Márquez no se veían avances significativos a nivel infraestructura para convertirse en el centro del mundo durante un mes. La prioridades y las necesidades del pueblo eran otras. Y en Zurich comenzaban a preocuparse.
Detalle curioso: justo después de la final que convirtió a Italia campeón, en el Mundial de España 1982, se leyó un mensaje en el cartel electrónico del estadio Santiago Bernabéu: “Nos vemos en Colombia 86“.
Havelange les dio un ultimátum. Y armó una lista de condiciones que Colombia debía cumplir al pie de la letra para ser confirmada como sede.

Pero no pudo ser. Dos semanas antes de que se cumplieran los plazos establecidos por la FIFA el presidente colombiano Belisario Betancur anunció en cadena nacional el final de un sueño. “Anuncio a mis compatriotas que el Mundial de Fútbol de 1986 no se hará en Colombia, previa consulta democrática sobre cuáles son nuestras necesidades reales: no se cumplió la regla de oro consistente en que el Mundial debería servir a Colombia y no Colombia a la multinacional del Mundial. Aquí tenemos otras cosas que hacer, y no hay siquiera tiempo para atender las extravagancias de la FIFA y sus socios”, advirtió.
Pero lo impredecible sucedió: el 19 de septiembre de 1985 un sismo de 8.2 sorprende a los mexicanos y destrozó parte del Distrito Federal poniendo en duda la competición.
No hubo un número preciso de víctimas. Las cifras oficiales informaron que fallecieron 3.192 personas. Varias organizaciones no gubernamentales señalaron que habían sido más de 20.000. También fue un desastre económico: unas 250.000 personas se quedaron sin casa y casi 1.000.000 se vieron obligadas a abandonar su hogar.
Aquel temblor que puso en duda todo, afectó la zona centro, sur y occidente del país organizador.
En Suiza la pregunta era “¿qué hacemos con el Mundial? ¿Volvemos a Colombia?”.

Pero el Mundial terminó jugándose en la tierra de Emiliano Zapata y Pancho Villa, con su sede central en la Ciudad de México, esa que late de realismo mágico.
El Mundial imposible, aquel que se iba a disputar en Colombia, pero se jugó en México, ya estaba en marcha.
El Azteca, espacio de hazañas, ya estaba preparado para recibirse de estadio universal.
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