Salitral Moreno, al sur de la ciudad rionegrina de General Roca, fue el lugar de un importante hallazgo paleontológico. Allí, un grupo de científicos del Conicet descubrió diferentes colecciones de huesos y, tras años de investigación, reveló la existencia de un nuevo dinosaurio: el Patagopelta cristata.
Esta especie habitó la Patagonia argentina a fines del período cretácico, hace unos 70 millones de años. La investigación fue publicada en la revista Journal of Systematic Palaeontology.
El Patagopelta es un anquilosaurio y dentro de ese grupo pertenece al subgrupo de los nodosáuridos. Se distinguían por ser cuadrúpedos, herbívoros, llevaban grandes espinas en la zona del cuello y hombros, medían dos metros de largo y estaban protegidos por corazas en la cabeza. Los datos los arroja una exhaustiva investigación de hallazgos a lo largo de décadas en la zona de General Roca.

Sebastián Apesteguía, paleontólogo, investigador del Conicet e integrante de la Fundación Azara, explicó en LU5 que les llamaba la atención hallar restos “muy fragmentarios de dinosaurios acorazados en el hemisferio sur” dado que se tenían mayor cantidad de registros de su existencia en Norteamérica. “Diez millones de años antes de la caída del asteroide, los anquilosaurios empiezan a emigrar hacia el hemisferio sur y pasan a formar parte de nuestra fauna en ese período antes de su extinción”, agregó el paleontólogo.
Los primeros restos fósiles de anquilosaurios del norte de Patagonia fueron recolectados a comienzos de la década de los ‘80 en las proximidades del Salitral Moreno. Desde entonces, este tipo de dinosaurios fue muy esquivo para la paleontología.
Con el correr de los años, nuevos materiales fueron incrementando el puñado de registros originales procedentes de Salitral Moreno. “En el caso de Patagopelta, los huesos son de varios individuos que encontramos y son un montón, algunos están repetidos y por eso no tenemos un esqueleto completo”, señaló Apesteguía.

Los nuevos registros permitieron realizar un nuevo trabajo que unificó la información y arribó a conclusiones novedosas. Si bien los huesos no representan a un animal completo, ni proceden de un único ejemplar, fueron suficientes para comprender que se trataba de algo nuevo y con características propias que permitían reconocer a una especie novedosa y única de dinosaurio.
En este contexto, la publicación de una nueva especie procedente de Argentina le da al material importancia no solo local, por ser el primer anquilosaurio nombrado en el país, sino también a nivel global.
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