Un programa de crianza destinado a contener a los jóvenes

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Las dificultades y problemáticas que atraviesan las infancias y los jóvenes menores de 18 años, especialmente tras la pandemia, llamó la atención de profesionales neuquinos.

En diálogo con LU5, el psiquiatra neuquino Jorge Lumerman, presidente de la Fundación Austral de Salud Integral de Neuquén, explicó que desde la Fundación lanzaron un programa para jóvenes motivados por los desajustes y cambios de comportamiento ocasionados por la pandemia.

“El Programa Violencia tiene que ver con lo que nos pasó a todos y cómo uno de los efectos más perniciosos tuvo que ver con el incremento de la agresividad intrafamiliar, entre los chicos y entre los adultos“, contó.

“Como observamos en un programa para jóvenes que se está desarrollando en el Instituto Austral de Salud, empezamos a ver una demanda muy grande de niño jóvenes menores de 18 años”, aseguró Lumerman.

Las diferentes problemáticas percibidas y analizadas rompieron cualquier récord de estadística en comparación con otros periodos en los que la de manda era baja. “Ubicamos que los chicos estaban como a la deriva, sin voluntad, sin encontrarle sentido a la vida, con mucha depresión, irritabilidad, problemas para dormir y consumo“, explicó el profesional.

“A partir de ahí decidimos armar un Programa de Crianzas para transmitir y compartir con la comunidad adulta ciertas cuestiones para desactivar estos fenómenos particularmente hacia los chicos y entre los chicos”, aseguró.

Contextos que facilitan los casos de violencia

Respecto a esta situación, Lumerman aclaró que “siempre que hay crisis económicas los adultos se ven afectados y ´dejan de funcionar como maridos o como esposas´, esto se debe al sentirse alterados y reaccionar como seres humanos”. Y a su vez remarca que la pandemia “tuvo un incremento negativo acrecentando estos fenómenos”.

En relación a la capacidad de ser conscientes de nuestros propios actos, Lumerman aseguró que “la clave es la toma de conciencia, porque la falta de conciencia de que soy agresivo no me permite modificar. Descalificar a un hijo, a un alumno o lo que fuera uno lo vive como una forma de poner límites. Hay que encontrar la forma de ejercer ese límite pero sin agresividad”.

El objetivo que nos planteamos es ver cómo podemos hacer para ampliar nuestra conciencia, elegir nuestras palabras y actitudes, para lograr disminuir esos niveles de agresividad e inclusive transformarlos”, explicó el profesional.

Sobre las formas de reaccionar a los conflictos, Lumerman expresó: “el tema de la agresividad es un fenómeno de descarga muy primitiva del ser humano. Los seres humanos tenemos la posibilidad de tener conciencia, a partir de generar cultura y poder dominar nuestros impulsos”.

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